“Están muy tranquilas, se comunican entre ellas, se tiran tierra en el lomo. No hay nada que las altere. Por como mueven las orejas, las patas, las trompas se nota que están felices”, dijo Mingorance.
Las elefantas Pocha y Guillermina, madre e hija respectivamente, ya disfrutan de la vida que merecen en un santuario en Brasil luego de haber pasado su vida en cautiverio en el antiguo zoológico de Mendoza. Recordemos que Pocha fue entregada al zoo en 1968, con 3 años, y Guillermina nació en 1998.
El secretario de Ambiente y Ordenamiento Territorial, Humberto Mingorance, dijo a ElNueve.com: “Primero salió Pocha de los contenedores y luego Guillermina, tuvimos que darles su tiempo para que se acostumbraran al nuevo espacio y sintieran la confianza para salir”.
También el funcionario contó cómo las vio: “Están muy tranquilas, se comunican entre ellas, se tiran tierra en el lomo. No hay nada que las altere. Por como mueven las orejas, las patas, las trompas se nota que están felices“
“Fue un proceso largo, complejo, con palos en la rueda, pero valió la pena el esfuerzo, la lucha y la pelea“, cerró.
Pocha y Guillermina recorrieron junto a un gran equipo humano más de 3.600 kilómetros en contendores durante cinco días para poder llegar a este espacio de más de 1.500 hectáreas de naturaleza en Mato Grosso. Es el único Santuario de Elefantes de Sudamérica.
Las elefantas viajaron acompañadas por una comitiva de entrenadores, veterinarios y cuidadores del Ecoparque Mendoza y del Santuario de Elefantes Brasil, con quienes se trabajó durante tiempo para que su adaptación sea más amena.