Con un promedio anual de 49 kg por persona, el pollo superó por primera vez en casi tres décadas a la carne roja, que ahora promedia 47 kg por habitante.
El consumo de carne vacuna en Argentina registró una caída histórica en 2024. Con un promedio anual de 49 kg por persona, el pollo superó por primera vez en casi tres décadas a la carne roja, que ahora promedia 47 kg por habitante. La tendencia responde principalmente al aumento del precio de la carne vacuna, sumado a la versatilidad y precio más accesible del pollo, según expertos del sector.
Desde una carnicería de Mendoza, Marcos Ambrosio, explicó que el pollo dejó de ser un complemento para convertirse en un alimento principal en la mesa de los argentinos. “La diferencia de precio es muy importante. Un kilo de pollo cuesta $2.850, mientras que un corte económico de asado ronda los $8.000 y el vacío alcanza los $10.000 por kilo“, detalló. Esta brecha impulsó el consumo de pollo como opción económica y saludable.
Ambrosio también destacó que los consumidores están optando por compras más estratégicas. “Muchos prefieren llevar pollo entero para preparar varias comidas, mientras que otros eligen presas específicas como pata-muslo o supremas“, comentó.
El informe también subraya que los hábitos de consumo cambiaron drásticamente. Mientras que en años anteriores el asado era un ritual casi intocable de los fines de semana, actualmente muchas familias reducen su frecuencia o buscan alternativas como el pollo y el cerdo para abaratar costos. “El asado sigue siendo una tradición, pero ahora es más esporádico. La gente se reúne menos, y cuando lo hace, incluye más cortes económicos“, agregó el comerciante.
Aunque no se esperan incrementos inmediatos en el precio del pollo, el mercado sigue siendo sensible a factores externos como las lluvias y la oferta. Por su parte, la carne vacuna, a pesar de su alto costo, conserva un lugar especial en celebraciones familiares, aunque su consumo ha disminuido considerablemente en los asados de fin de semana.
El informe de 2024 revela que, además del pollo, otros alimentos como el pescado y las carnes alternativas también están ganando terreno, aunque en menor medida, debido a sus costos elevados.