Abuso sexual infantil: ¿Cuáles son las señales y cómo ayudar a tus hijos?

Abuso sexual infantil: ¿Cuáles son las señales y cómo ayudar a tus hijos?

Si bien hay niños/as que pueden llegar a manifestarlo de alguna manera, otros tantos no logran verbalizar el infierno por el que pasan. Pautas para reconocer signos, protegerlos y ayudarlos a salir de la situación.

El infierno tan temido es el propio, cuando cualquier monstruo puede llegar a dañar lo más preciado: a los hijos. Y es allí cuando palabras como “abuso sexual” que parecen impensadas, son balas que nos atraviesan, seas padre, madre, familiar o el lector de esta nota. 

Sin embargo, el abuso sexual infantil gatilla donde más duele, y los/as pequeños/as, hacen lo que pueden para sobrevivir hasta que logran expresarlo. Su primer consuelo y hogar es la confianza y amparo de la persona adulta, a quien deciden contarle.

A pesar de ello, no todas las niñas /os pueden poner en palabras semejante situación.

Recordemos que está comprobado que los abusadores son en su mayoría personas del contexto más cercano y de mayor confianza a la niña o niño (hablamos, sin distinción de gpnero, no sólo de padres, sino abuelos, tíos, primos, amigos de la familia, y hasta docentes o profesores de actividades a los que van los chicos).

Por ello estar atentos a los cambios bruscos de rutinas, humor, actitudes o comportamientos del los chicos, resulta vital para ayudarles a poder expresarlo y pedir ayuda a los profesionales pertinentes.

¿Lo primero y más importante en todos los casos? El “yo te creo” y el abrazo de amparo desde el primer instante en que el, o la, pequeña manifiesta lo que está ocurriendo, para luego buscar la guía profesional para sacarlo de esa tortura (para consultas e información, 102)

Cada Día entrevistó a la Licenciada Silvina Giménez, psicóloga especializada en maltrato y abuso sexual hacia las niñeces. Una nota imperdible.

 

Algunas señales de alerta en los chicos

  • Cambios en comportamiento.
  • Miedo de ir a casa. 
  • Cambios en la alimentación.
  • Cambios en para dormir.
  • Modificaciones notorias en el desempeño escolar y asistencia.
  • Falta de cuidado personal e higiene.
  • Comportamientos de riesgosos.

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