Los restos pertenecen a un varón de entre 15 y 19 años. El cuerpo presentaba una herida punzante en la zona costal y cortes en el fémur izquierdo, lesiones que podrían haber ocurrido en el momento de la muerte o durante un intento de ocultamiento posterior.
Un grupo de obreros que trabajaba en una obra sobre la avenida Congreso al 3700, en el barrio porteño de Coghlan, halló restos óseos humanos enterrados en una fosa precaria, justo en la medianera que divide dos propiedades. El descubrimiento, ocurrido el 20 de mayo, activó una investigación judicial que aún sigue abierta y que ahora suma nuevos datos forenses.
El caso ha tomado especial relevancia porque en esa casa vivió el músico Gustavo Cerati.
Según el informe del Equipo Argentino de Antropología Forense, los restos pertenecen a un varón de entre 15 y 19 años. El cuerpo presentaba una herida punzante en la zona costal y cortes en el fémur izquierdo, lesiones que podrían haber ocurrido en el momento de la muerte o durante un intento de ocultamiento posterior.
Aunque no se pudo establecer una fecha exacta del fallecimiento, los objetos hallados junto al cadáver —entre ellos, un reloj Casio CA-90 con calculadora y monedas de circulación en los años 80 y 90— permitieron acotar el período en el que habría ocurrido el deceso. El reloj, en particular, fue comercializado en Argentina a partir de 1992, lo que sugiere que la muerte se produjo desde ese año en adelante.
La fosa donde fue enterrado el cuerpo medía apenas 1,20 metros de largo por 60 centímetros de ancho y 40 de profundidad. Su tamaño y la falta de herramientas sofisticadas refuerzan la hipótesis de un entierro improvisado y clandestino.
El caso cobró notoriedad pública por la historia del inmueble lindero, que en el pasado fue alquilado por el músico Gustavo Cerati entre 2001 y 2003. La propiedad también funcionó como geriátrico, iglesia y residencia artística, y fue habitada por la artista plástica Marina Olmi, hermana del actor Boy Olmi.