Estos insectos tienen la función de reducir la presencia de plagas comunes, como la mosca blanca, los pulgones y el cascarudo del olmo, en distintos espacios verdes de la provincia.
En Mendoza, las autoridades y especialistas implementaron técnicas innovadoras para el control de plagas en los árboles de plazas y parques sin recurrir a agroquímicos. En una iniciativa liderada por el Instituto de Sanidad y Calidad Agropecuaria de Mendoza (Iscamén), se desarrolló la cría y liberación de insectos controladores biológicos, como las crisopas y la mantis religiosa.
Estos insectos tienen la función de reducir la presencia de plagas comunes, como la mosca blanca, los pulgones y el cascarudo del olmo, en distintos espacios verdes de la provincia. Para favorecer su adaptación, se instalaron refugios conocidos como “hoteles de insectos”, estructuras que permiten a estos controladores biológicos protegerse de las condiciones climáticas adversas.
El proyecto también contempla la colocación de anillos de papel en las ramas de los árboles, dentro de los cuales se encuentran huevos de crisopas. Se insta a los ciudadanos a no tocar ni retirar estas estructuras, ya que contribuyen a la lucha contra las plagas de manera sostenible y amigable con el medio ambiente.
Las iniciativas de Iscamén buscan reducir el uso de productos químicos nocivos y promover el equilibrio ecológico en los espacios urbanos. A través de técnicas como la cría de insectos estériles y la liberación de controladores biológicos, se fortalece el compromiso con la conservación del entorno y la salud pública. Además, cada refugio cuenta con un código QR que permite a los ciudadanos conocer más sobre los insectos liberados y su función en la prevención de plagas.