Miles de fieles se congregan en la Plaza San Pedro para despedir al Papa Francisco, quien falleció el pasado lunes a los 88 años. Emoción y respeto en esta histórica despedida.
Desde el anuncio de la muerte del papa Francisco, el pasado lunes, la Plaza San Pedro se convirtió en el epicentro de una conmovedora despedida. Miles de fieles acuden a rendir homenaje al Papa, cuyo legado marca profundamente a la Iglesia y al mundo.
El ambiente en la ciudad del Vaticano es de recogimiento y emoción. Peregrinos provenientes de distintos rincones del mundo forman largas filas desde la madrugada para ingresar a la Basílica de San Pedro, donde se encuentra el féretro del pontífice. Entre ellos se encuentra la mendocina Susana Tarifa, quien relató su experiencia: “Vinimos a primera hora para poder estar presentes en este momento tan importante. Ver la multitud rezando, mostrando su amor y respeto, es una imagen que quedará grabada en mi corazón”.
El cardenal Giovanni Battista Re presidió la ceremonia de oración en la Plaza San Pedro, recordando las palabras que el Papa Francisco repetía constantemente: “No se olviden de rezar por mí”.
A lo largo de tres jornadas, los creyentes continuarán acercándose a despedir al pontífice antes del funeral de Estado, programado para el sábado. La ciudad del Vaticano vive una de las mayores concentraciones de devoción que se recuerde, reflejando el impacto y la cercanía que el Papa Francisco tuvo con el pueblo.
Susana Tarifa, mendocina que está en el Vaticano, dijo. “Vinimos desde temprano, pasamos los controles y entramos a la Basílica de San Pedro. Fue un momento único, rodeados de fieles que, con gran respeto, avanzaban por la nave central para presentar su oración ante el féretro del Santo Padre. La multitud reflejaba una profunda devoción, y en cada rostro se notaba el dolor de la despedida, pero también la gratitud por su legado”, relató.
Susana pudo observar cómo los creyentes, provenientes de distintos rincones del mundo, se congregaban en la plaza para rendir homenaje. “Había una gran emoción. Desde el lunes hemos visto gente llegar con la esperanza de despedirse de él, con la certeza de haber sido testigos de su última etapa como líder de la Iglesia. Lo que vivimos aquí es un regalo que no esperábamos. Veníamos por un viaje personal, y el Señor nos sorprendió con la oportunidad de vivir este momento histórico“, expresó.