El diagnóstico temprano del autismo es fundamental para mejorar la calidad de vida de las personas con esta condición. Claves para identificar señales de alerta.
El diagnóstico temprano del autismo es clave para una intervención y mejor pronóstico en los niños y niñas que presentan esta condición. Así lo explica el Dr. Javier Adi, neurólogo especialista en el tema, quien destaca la importancia de prestar atención a las señales de alerta desde los primeros meses de vida y actuar de manera proactiva. Este 2 de abril es el Día Mundial del Autismo y busca concientizar sobre el mismo.
“El autismo es un trastorno del neurodesarrollo que tiene tres características principales: alteraciones en la comunicación e interacción social, conductas restringidas y estereotipadas, y dificultades neurosensoriales”, explica el Dr. Adi. Según el especialista, uno de los aspectos más relevantes para identificar esta condición es el lenguaje no verbal. “El problema no es que no hable, sino que no trate de comunicarse. Un niño con autismo no pierde el interés por comunicarse porque no puede, sino porque no le interesa”, añade.
Entre los signos de alarma, el Dr. Adi menciona que los niños con autismo suelen no responder a su nombre, evitar el contacto visual, carecer de la sonrisa social y no tener intención comunicativa.
Además, pueden presentar comportamientos como agrupar objetos sin darles un uso funcional o mostrar intereses muy específicos. “Si viene un chico que no habla y es muy independiente, eso es un signo de alarma”, afirma. También destaca que, en el plano neurosensorial, los niños pueden tener reacciones extremas, como sensibilidad elevada a los ruidos o texturas, o incluso mostrarse insensibles al dolor.
El especialista subraya que los pediatras deben escuchar a los padres, quienes son los principales observadores del desarrollo de sus hijos. “Los ojos del pediatra son los padres, los maestros y los terapeutas. Ellos nos ayudan a detectar qué síntomas tiene el paciente y cómo trabajar en ello”, enfatiza Adi. También recomienda la evaluación de un especialista si, por ejemplo, un niño de 18 meses no dice seis palabras, o si a los dos años no es capaz de formular frases simples.
En cuanto a los factores que influyen en el autismo, el Dr. Adi menciona la predisposición genética, los factores epigenéticos y, en menor medida, aspectos como la prematurez extrema o la edad avanzada de los padres. Sin embargo, aclara que “hay que tener cuidado con meter dentro del espectro del autismo casos que no lo son, porque eso puede generar diagnósticos erróneos”.
Finalmente, el neurólogo destaca el rol de la estimulación temprana para favorecer el desarrollo de los niños con autismo. “Siempre digo que si un arbolito está torcido, cuanto más rápido lo enderezo, mejor estará. La idea del diagnóstico precoz es poder intervenir a tiempo, adaptando las estrategias a las necesidades particulares de cada paciente”, concluye.
Este enfoque individualizado y el trabajo conjunto entre padres, pediatras y especialistas resultan fundamentales para mejorar la calidad de vida de las personas con autismo y sus familias.