Elsa Irazoque contó una historia de abuso, encubrimiento y maltrato que eriza la piel. Pide que su caso se difunda para dar con esta persona que hoy tiene 48 años.
Luciana Guzmán
“Quiero abrazarla, decirle que siempre la amé y que ella iba a ser la muñeca que nunca tuve, era quien iba a enseñarme a ser madre“, así resume la desesperada búsqueda de su hija Elsa Irazoque, una mendocina de 59 años.
Son pocos los datos que Elsa tiene de su hija, sabe que nació en el Hospital Emilio Civit de Mendoza el 27/9/74, justo en la época más oscura de la Argentina. “Te cuento que no te regalé ni te vendí. Te pido perdón porque no te pude defender, yo tenía 11 años cuando me desperté y mi madre y el médico que estaban al lado mío me dijeron que habías muerto“, le dice Elsa en una de las tantas cartas que publica en Facebook para dar con esa mujer, que hoy debe tener 48 años.
La historia que cuenta Elsa eriza la piel y humedece los ojos. Según dijo a ElNueve.com, dio a luz cuando tenía 11 años, había quedado embarazada producto de una violación que habría cometido por su padre. “Mi mamá me encerró en una habitación para que nadie se diera cuenta de que estaba embarazada. No sé cuánto tiempo estuve ahí, pero sé que fue mucho. Me daban de comer cada tanto y siempre me llevaban para que tomara algo que me daba mucho asco y no sabía qué era. En cuanto mi mamá se iba, lo vomitaba“, dijo. Después, supo que aquello era un menjunje a base de perejil, creyendo en la teoría de que es abortivo.
Elsa recuerda esa habitación espantosa y luego se ubica en el Hospital Emilio Civit. “Yo veía muchas mujeres al rededor, todas embarazadas o con bebés”, cuenta. “Me acuerdo que me pusieron suero y me dormí. Después me desperté con unos dolores terribles. Empecé a gritar y mi mamá me pegó para que me callara. Al lado había un médico, los dos me dijeron que el bebé había nacido muerto“.
Elsa es la novena de diez hermanos. “En mi familia nunca se habló de esa violación. Es más, mis hermanos no me creían que había sido mi papá, decían que yo había andado “loqueando”, ¡Con 11 años!, ¿qué voy a saber lo que es loquear?“, se pregunta todavía admirada. “Y mi mamá decía que había sido culpa mía, que yo había provocado la situación“.
“Durante muchos años viví con esa culpa, sin entender bien qué había pasado. Recién cuando tenía 23 años, mi hermana más chica me dijo que había escuchado que a mi bebé la habían vendido. Después de eso, casi no volvimos a hablar“, agregó Elsa.
El Nueve.com tuvo acceso a la denuncia por abuso sexual que ella hizo recién en mayo del 2022 para poder ingresar a los bancos de ADN de Madres de Plaza de Mayo.
Hace unos años, un excuñado también me dijo que a mi bebé la habían vendido. Pero no me dio más datos”, contó y aseguró que en la familia era habitual vender los bebés.
Elsa permanentemente le escribe cartas a su hija, piden que compartan su historia para poder encontrarla. “Eres mi amor hija, por favor no me dejes de buscar porque yo lo hago, te estoy esperando”, escribió.
¿Qué pasó con sus padres?
“Los dos se llevaron el secreto a la tumba“, contó. “Él -evita decirle ‘padre’- se murió hace como 20 años. Nunca dijo nada, cada vez que yo trataba de hablar del tema, era una pelea. Mi mamá murió antes de la pandemia. Me despedí de ella por teléfono. Una sobrina le puso el teléfono al oído y me contaba que balbuceaba y lloraba”, esa fue la última vez que Elsa le dedicó palabras a su mamá.
“Mi sobrina me decía que era como si quisiera decirme algo, pero no se le entendía“, agregó Elsa.
Cómo siguió si vida después del calvario
Elsa no pudo terminar la primaria. A los 18 años se casó con su primer marido, de quién enviudó hace 9 años. “Fue a la primera persona que le conté todo lo que me había pasado porque yo no me quería casar de blanco y él no entendía los motivos. Cuando se lo dije explotó, quería hacer algo. Finalmente, nos casamos, y mi mamá me obligó a casarme de blanco“, dijo a El Nueve.com.
Quisieron buscar un bebé y ella no quedaba embarazada. Tras unos exámenes, le informaron que le habían provocado un daño muy grande en su matriz. “Me vaciaron“, dijo.
Ese marido no podía entender por qué ella estaba tan empecinada en buscar a un bebé producto de una violación. “Se supone que no querés saber nada con eso“, le decía él. Ella a escondidas seguía su búsqueda y ahora explica: “Yo era una niña y ella era un bebé, no teníamos la culpa de nada. Es mi hija, de ninguna manera puedo tenerle rencor“.
Luego de que su marido muriera, Elsa se casó con otro hombre. “Es el ser humano más bueno del mundo. Hoy puedo decir que soy una mujer feliz. Pero no voy a parar hasta encontrar a mi hija“, cerró.